Casi todos
nosotros hemos crecido comiendo carne, vistiendo cuero y visitando circos o
zoológicos. Muchos han comprado mascotas en tiendas de animales, han tenido conejillos de
indias y mantuvieron aves enjauladas. Vestimos lana o seda, comimos
hamburguesas y fuimos de pesca. Nunca consideramos el impacto de estas acciones
en los animales que estaban involucrados. Por la razón que sea, ahora te
preguntas: ¿Por qué los animales deben tener
derechos?
Lo vamos a
explicar.
El principio
básico de igualdad no requiere de un trato igual o idéntico, solo requiere de una consideración igual. Ésta
es una diferencia importante cuando se habla de los derechos de los animales. A
menudo, la gente se pregunta si los animales deben tener derechos, y la
respuesta es sencilla: ¡Sí! Definitivamente
los animales merecen vivir su vida sin
sufrimiento y sin explotación. Cuando se está decidiendo sobre los derechos de
un ser la pregunta no es: ¿pueden
pensar?, tampoco es ¿pueden hablar?, sino ¿pueden
sufrir?. La capacidad que tiene un ser de sufrir, es la característica vital
que le da el derecho a ser considerado con igualdad.
La
capacidad universal de sufrimiento no es solo otra característica particular,
como la capacidad del lenguaje o la de saber matemáticas avanzadas; todos los
animales tienen la misma capacidad de sufrir tal como el ser humano la tiene.
Ellos sienten dolor, placer, miedo, frustración y soledad. En cualquier momento
que consideremos hacer algo que pudiera interferir con sus necesidades, estamos
obligados a tomarlos en consideración.
Los partidarios de
los derechos de los animales creemos que los animales tienen un valor inherente,
completamente separado del beneficio que tienen para los humanos. Creemos que
toda criatura que tenga el deseo de vivir, tiene el derecho de hacerlo sin dolor
ni sufrimiento. Los derechos de los animales no son solo una filosofía, es un movimiento social que desafía a la
visión tradicional de la sociedad que considera que todos los animales no
humanos existen únicamente para el uso de las personas.
Cuando se trata de
dolor, amor, alegría, soledad y miedo, cada animal valora su vida y lucha
por ella.
Solo el prejuicio
nos lleva a negarles a otros los
derechos que esperamos nos sean reconocidos a nosotros mismos. Sea por cuestión
de raza, género, orientación sexual o especie, el prejuicio es moralmente
inaceptable. Si no comerías un perro, ¿por qué sí un cerdo? Perros y cerdos
tienen la misma capacidad de sentir dolor, pero es el prejuicio basado en la
especie el que nos permite pensar en un animal como compañía y en el otro como
cena.
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