Las mascotas juegan un papel relevante en la
vida de las personas, las hemos integrado como un miembro querido de
la familia y les ofrecemos el afecto y los cuidados que se merecen,
pero muchas veces se convierten en inocentes receptores de nuestra
crueldad.
Vivimos en una sociedad violenta en
la que infringir daño a los animales se acepta con naturalidad. “Sólo
es un animal”, expresión referida a un ser vivo sobre el que se está
ejerciendo violencia, es una lamentable muestra del cinismo de la
sociedad, justificando que se pueda provocar dolor o muerte a cualquier
ser vivo solamente por pertenecer a una especie distinta a la nuestra.
La vida en la naturaleza es esencialmente equilibrio, ningún animal
mata por placer, sino por su necesaria supervivencia en busca de
alimento. Sólo el hombre mata por el placer de matar; sólo el hombre
provoca dolor a otros animales para regocijarse con el sufrimiento
ajeno.
La crueldad hacia los animales, seres
capaces de experimentar dolor y miedo, es inaceptable en una sociedad
civilizada. Conscientes del sufrimiento innecesario del que hacemos
víctimas a los animales, es todavía más inaceptable dejar esta
injusticia en la impunidad legal. Debemos exigir castigo para aquellos
que maltratan animales, especialmente considerando que la prevención de
la violencia hacia los animales es un acto de humanidad en sí mismo.
Los animales se encuentran, en relación al ser humano, en un nivel de
inferioridad dentro de la escala evolutiva; esto nos hace responsables
de su bienestar, ya que tener supremacía lleva consigo una obligación
moral, una responsabilidad, que es la de protegerlos.
MALTRATO EN ESPAÑA
Los motivos que generan la violencia
contra los animales y contra los seres humanos, tienen las mismas
raíces y deben ser prevenidas o tratadas de la misma forma, razón por
la que las organizaciones de defensa de los animales han presionado
durante años para lograr en nuestro país el endurecimiento de las penas
para aquellos culpables de maltrato animal. Es una forma coherente de
defender a la sociedad de la violencia.
En España el Código Penal eleva el
maltrato animal a la categoría de delito, como recoge en su artículo
337: «los que maltrataren con ensañamiento e injustificadamente a
animales domésticos causándoles muerte o provocándoles lesiones que
produzcan un grave menoscabo físico, serán castigados con la pena de
prisión de tres meses a un año e inhabilitación especial de uno a tres
años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga
relación con los animales».
Sólo una pequeña parte del maltrato
animal sale a la luz pública, en tanto que miles de mascotas son
maltratadas cada año por sus propietarios, quedando oculto en la
intimidad de los hogares. Por desgracia, la mayoría de los casos de
maltrato animal se acompaña de abandono o se ejerce sobre animales
abandonados, entonces los causantes no son identificados (por falta de
chip en el perro), de modo que no se les puede aplicar la pena que les
corresponde y su delito queda impune. Es necesario exigir que la ley
establezca fuertes sanciones para aquellos que no identifican a sus
mascotas. El agresor no es un enfermo mental, es plenamente responsable
de sus actos y por ellos debe responder ante la ley.
FORMAS DEL MALTRATO
Miles de animales son maltratados
diariamente por sus propios dueños, que dicen amar a los animales y por
eso los mantienen en su hogar. Nuestra sociedad ejerce maltrato animal
por una doble vía: por acción y por omisión. El maltrato físico activo
abarca las conductas más atroces, como bien sabemos los voluntarios de
las protectoras y refugios de animales, que se enfrentan a casos de sadismo y
brutalidad a diario. Junto a éste existe el maltrato pasivo, animales
encerrados en jaulas o que permanecen toda su vida atados, sin poder
moverse, mal alimentados, sin que se les presten los necesarios cuidados
veterinarios en caso de enfermedad. Ambos tipos de maltrato son
igualmente repudiables y han de contar con un rechazo contundente de la
sociedad.
Los varones aparecen involucrados en
la mayoría de los casos de maltrato animal y cada vez que un hombre ha
agredido a un miembro de su familia, también ha maltratado antes a los
animales de compañía de la casa. Este maltrato aparece íntimamente
ligado con la violencia de género, que nuestra sociedad rechaza de
forma contundente.
MALTRATO EN LA PAREJA
Los animales son a menudo torturados
como venganza por parte de varones que maltratan a su pareja, la razón
es demostrar y confirmar su poder y control sobre la misma. Torturando a
la mascota aíslan a la víctima humana, que aterrorizada, mantiene en
silencio la violencia a la que es sometida. El maltratador emplea
frases como: “mira lo que le hago a tu perro, te puede pasar lo mismo a
ti”. De este modo consigue sumisión y se venga de actos de
independencia de su pareja. El maltrato a mascotas es especialmente
utilizado para crear un contexto de terror con el que evitar que la
víctima humana abandone al maltratador u obligarla a que vuelva.
Existen numerosos testimonios de este tipo de violencia, y sólo hasta
reciente fecha nuestros juzgados empiezan a castigar el maltrato animal
al tiempo que castigan la violencia de género cuando ambos coinciden
en una misma persona.
PERFIL DEL MALTRATO ANIMAL
▪ Suelen ser los varones (hombres adultos y adolescentes) quienes comenten intencionadamente el mayor número de actos crueles.
▪ Los varones se comportan con mayor negligencia respecto a los animales bajo su custodia, provocándoles sufrimiento por ello.
▪ Las mujeres aparecen más relacionadas que los hombres con la acumulación enfermiza de animales en su hogar.
▪ Los animales de compañía son las víctimas más comunes de la crueldad. Los gatos son tan maltratados como los perros, aunque esta crueldad se denuncie menos por los medios de comunicación.
▪ Los varones se comportan con mayor negligencia respecto a los animales bajo su custodia, provocándoles sufrimiento por ello.
▪ Las mujeres aparecen más relacionadas que los hombres con la acumulación enfermiza de animales en su hogar.
▪ Los animales de compañía son las víctimas más comunes de la crueldad. Los gatos son tan maltratados como los perros, aunque esta crueldad se denuncie menos por los medios de comunicación.
Fuente: Revista Pelo Pico Pata – Nº 49
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