Translate

lunes, 1 de septiembre de 2014

Cuando el hombre es una Bestia

Las mascotas juegan un papel relevante en la vida de las personas, las hemos integrado como un miembro querido de la familia y les ofrecemos el afecto y los cuidados que se merecen, pero muchas veces se convierten en inocentes receptores de nuestra crueldad.


Vivimos en una sociedad violenta en la que infringir daño a los animales se acepta con naturalidad. “Sólo es un animal”, expresión referida a un ser vivo sobre el que se está ejerciendo violencia, es una lamentable muestra del cinismo de la sociedad, justificando que se pueda provocar dolor o muerte a cualquier ser vivo solamente por pertenecer a una especie distinta a la nuestra. La vida en la naturaleza es esencialmente equilibrio, ningún animal mata por placer, sino por su necesaria supervivencia en busca de alimento. Sólo el hombre mata por el placer de matar; sólo el hombre provoca dolor a otros animales para regocijarse con el sufrimiento ajeno.
La crueldad hacia los animales, seres capaces de experimentar dolor y miedo, es inaceptable en una sociedad civilizada. Conscientes del sufrimiento innecesario del que hacemos víctimas a los animales, es todavía más inaceptable dejar esta injusticia en la impunidad legal. Debemos exigir castigo para aquellos que maltratan animales, especialmente considerando que la prevención de la violencia hacia los animales es un acto de humanidad en sí mismo. Los animales se encuentran, en relación al ser humano, en un nivel de inferioridad dentro de la escala evolutiva; esto nos hace responsables de su bienestar, ya que tener supremacía lleva consigo una obligación moral, una responsabilidad, que es la de protegerlos.

MALTRATO EN ESPAÑA

Los motivos que generan la violencia contra los animales y contra los seres humanos, tienen las mismas raíces y deben ser prevenidas o tratadas de la misma forma, razón por la que las organizaciones de defensa de los animales han presionado durante años para lograr en nuestro país el endurecimiento de las penas para aquellos culpables de maltrato animal. Es una forma coherente de defender a la sociedad de la violencia.
En España el Código Penal eleva el maltrato animal a la categoría de delito, como recoge en su artículo 337: «los que maltrataren con ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos causándoles muerte o provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico, serán castigados con la pena de prisión de tres meses a un año e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales».
Sólo una pequeña parte del maltrato animal sale a la luz pública, en tanto que miles de mascotas son maltratadas cada año por sus propietarios, quedando oculto en la intimidad de los hogares. Por desgracia, la mayoría de los casos de maltrato animal se acompaña de abandono o se ejerce sobre animales abandonados, entonces los causantes no son identificados (por falta de chip en el perro), de modo que no se les puede aplicar la pena que les corresponde y su delito queda impune. Es necesario exigir que la ley establezca fuertes sanciones para aquellos que no identifican a sus mascotas. El agresor no es un enfermo mental, es plenamente responsable de sus actos y por ellos debe responder ante la ley.

FORMAS DEL MALTRATO

Miles de animales son maltratados diariamente por sus propios dueños, que dicen amar a los animales y por eso los mantienen en su hogar. Nuestra sociedad ejerce maltrato animal por una doble vía: por acción y por omisión. El maltrato físico activo abarca las conductas más atroces, como bien sabemos los voluntarios de las protectoras y refugios de animales, que se enfrentan a casos de sadismo y brutalidad a diario. Junto a éste existe el maltrato pasivo, animales encerrados en jaulas o que permanecen toda su vida atados, sin poder moverse, mal alimentados, sin que se les presten los necesarios cuidados veterinarios en caso de enfermedad. Ambos tipos de maltrato son igualmente repudiables y han de contar con un rechazo contundente de la sociedad.
Los varones aparecen involucrados en la mayoría de los casos de maltrato animal y cada vez que un hombre ha agredido a un miembro de su familia, también ha maltratado antes a los animales de compañía de la casa. Este maltrato aparece íntimamente ligado con la violencia de género, que nuestra sociedad rechaza de forma contundente.

 MALTRATO EN LA PAREJA




Los animales son a menudo torturados como venganza por parte de varones que maltratan a su pareja, la razón es demostrar y confirmar su poder y control sobre la misma. Torturando a la mascota aíslan a la víctima humana, que aterrorizada, mantiene en silencio la violencia a la que es sometida. El maltratador emplea frases como: “mira lo que le hago a tu perro, te puede pasar lo mismo a ti”. De este modo consigue sumisión y se venga de actos de independencia de su pareja. El maltrato a mascotas es especialmente utilizado para crear un contexto de terror con el que evitar que la víctima humana abandone al maltratador u obligarla a que vuelva. Existen numerosos testimonios de este tipo de violencia, y sólo hasta reciente fecha nuestros juzgados empiezan a castigar el maltrato animal al tiempo que castigan la violencia de género cuando ambos coinciden en una misma persona.

PERFIL DEL MALTRATO ANIMAL

▪ Suelen ser los varones  (hombres adultos y adolescentes) quienes comenten intencionadamente el mayor número de actos crueles.
▪ Los varones se comportan con mayor negligencia respecto a los animales bajo su custodia, provocándoles sufrimiento por ello.
▪ Las mujeres aparecen más relacionadas que los hombres con la acumulación enfermiza de animales en su hogar.
▪ Los animales de compañía son las víctimas más comunes de la crueldad. Los gatos son tan maltratados como los perros, aunque esta crueldad se denuncie menos por los medios de comunicación.

Fuente: Revista Pelo Pico Pata – Nº 49

No hay comentarios:

Publicar un comentario